¿Has decidido dejar que el bebé llore? Esto es lo que sucede en su cuerpo

Muchos padres creen que es útil dejar llorar a su bebé o lo han escuchado decir alguna vez. Según una opinión generalizada, unos minutos de llanto no dañan al niño, sino que le ayudan a encontrar la calma y a dormir solo.

Por ejemplo, la técnica de «espera progresiva» (también conocida en Francia como «método 5-10-15»), desarrollada por el Dr. Richard Ferber, neurólogo y pediatra de la Universidad de Harvard y del Boston Children’s Hospital, sigue siendo utilizada hoy en día por padres de todo el mundo.

Sin embargo, casi nadie sabe realmente lo que les sucede a los bebés que siguen llorando. Las consecuencias físicas y psicológicas al dejar llorar al bebe pueden pesar sobre ellos durante toda su vida.

¿Hay que dejar llorar a los bebes?

Cuando un bebé llora sin ser consolado por sus padres, su nivel de estrés aumenta. Porque, a través de sus gritos, quiere hacer que sus padres oigan algo, tal vez tenga hambre, o sienta dolor, o necesite compañía. Depende totalmente de ellos y no puede cuidar de sí mismo. Cuando escuchamos a un niño llorando es importante saber ¿Por qué lo hace?.

Si sus llamadas son ignoradas, su cuerpo está inundado de hormonas de estrés. Con el tiempo, esto puede dañar su sistema nervioso central. Su potencial de crecimiento y aprendizaje también puede verse afectado.

En una entrevista con el Süddeutsche Zeitung (o SZ, que es el principal diario del sur de Alemania), Karl Heinrich Brisch, el jefe del departamento de medicina psicosomática del Hospital Infantil de la Universidad de Munich, explica que los bebés que son dejados llorando por sus padres «aprenden muy pronto a iniciar un programa de emergencia en sus cerebros, muy similar al reflejo de tanatosis que se observa en los animales cuya vida está amenazada, que consiste en simular la muerte». Su desarrollo cerebral se ve afectado y no aprenden a adaptarse al estrés.

«Los bebés le temen a la muerte.»

La psicóloga Katharina Saalfrank, que debe su fama al programa Super Nanny (cuya versión alemana se emitió en RTL), también llega a hablar de «miedo a la muerte». Así, en 2013, dijo sobre este método tan controvertido: «Cada segundo que pasa, los niños tienen miedo a la muerte».

Fabienne Becker-Stoll, directora del Instituto Bávaro de Pedagogía Infantil, dijo a la SZ: «Los niños necesitan un calor físico en el que puedan confiar para satisfacer sus necesidades psicológicas básicas y reducir su estrés. Sólo de esta manera pueden construir relaciones seguras y confiables con sus padres y luego con los demás a su alrededor».

Consecuencias psíquicas que se manifiestan en la edad adulta

Los bebés a los que se les deja llorar mucho tiempo pueden quedar traumatizados. La falta de reacción de sus padres significa: «Puedes llorar todo lo que quieras, nadie vendrá a ayudarte».

Esto a menudo resulta en problemas emocionales, que están lejos de ser las únicas consecuencias. También es probable que se produzcan trastornos del sueño, ansiedad, adicciones y síntomas depresivos.

Dejar al bebe llorando no tiene ningún valor pedagógico

Los padres que no reaccionan inmediatamente a las señales enviadas por su hijo no hacen ningún bien a nadie: ni a sí mismos ni al niño. El método de la «espera progresiva» no tiene ningún valor pedagógico, porque los bebés tienen una percepción del tiempo totalmente diferente a la nuestra. No saben si han llorado durante cinco o diez minutos y no pueden sacar conclusiones.

Es bien sabido que los bebés lloran más cuando sus padres los ignoran. Los investigadores británicos han demostrado que los niños cuyas necesidades siempre se satisfacen lloran mucho menos en total que los que reciben menos atención.

La receta del éxito: muchos abrazos

Los estudios también han demostrado que el contacto amoroso y atento es bueno para el desarrollo.

Científicos de la Universidad de Notre Dame en los Estados Unidos encontraron que las personas que se habían puesto y acurrucado con más frecuencia en los primeros meses de sus vidas, y que no se habían quedado solas por largos períodos de tiempo, lo estaban haciendo mucho mejor en la vida.

Entre los 600 adultos evaluados, eran más sanos, menos deprimidos, más empáticos y también significativamente más productivos que aquellos que habían sufrido de falta de atención.

El mejor consejo que podemos dar a los padres es escuchar sus instintos. Responder a los gritos y llantos de su hijo es, después de todo, un reflejo perfectamente natural. Por lo tanto, es lógico que éste sea también el reflejo correcto.